Subida a la Maroma.
Aventura en la Maroma
Desde hace años vengo
haciendo esta ruta, en solitario por varios caminos, en pequeños grupos, en
compañía de algún compañer@, de forma ligera y rápida y como la que tuvo lugar
este fin de semana, una tranquila y en la que tuve tiempo de observar.
De hecho, es muy típico
en estas fechas que muchos senderistas,
montañeros, espeleólogos y excursionistas ocasionales nos apelotonemos en la cima
para pasar una noche con las estrellas o nubes por techo, según toque esa
noche,,,,,
La única cuestión es ir con ganas de pasarlo bien.
Hubo tiempo para las risas y para las preocupaciones, para
el compañerismo, para la charla, la amistad.
La marcha fue tranquila, empezamos tarde, como era de esperar
en los grupos como este. Nos reunimos 20 personas en total y pudieron ser muchos más pero a última hora cambiaron de planes.
La temperatura era muy buena aunque había un poco de neblina
en el cielo que impedía que la luna brillase con toda su fuerza y energía.
Comenzamos la marcha tranquilamente, muchos del grupo ya
conocían el camino y para otros era la primera vez que andaban por estos lugares.
La primera parada fue para cenar algo, cada uno sacó sus
viandas, había para todos los gustos, desde la bota de Emilio al zumito de
frutas, la tortilla de atún y las croquetas, chorizo y salchichón también
rulaban por allí….chocolate, almendras.
Subimos tranquilamente, el grupo se estira y se agrupa
continuamente, somos como luciérnagas que caminan por el monte.
Algunos preguntaban por la distancia, por el tiempo para
llegar y siempre se llevaban la misma respuesta ¨ HORA Y MEDIA ¨…., otros simplemente caminaban hablando aquí con uno, allá con otro, de este o
aquel tema,
Yo, por mi lado, me descolgaba del grupo para, en parte, que
nadie se despistara del camino, y por otra parte, para disfrutar de la noche,
su ruidoso silencio, la luz de la luna y de escucharse a uno mismo. Sí, hay
tiempo para todo eso.
Parada tras parada y después de algún despiste en seguir el
camino se llegó a la cima, la cual para nuestra sorpresa estaba totalmente llena
de senderistas y montañeros que ya estaban parapetados en sus sacos en los
pequeños refugios que hay en la cima para resguardarse del viento que soplaba
un poco esa noche.
Aquí paso algo curioso, unos cuantos empezaron a buscar rápidamente sitio para
acoplarse en un hueco o un parapeto más o menos bueno para protegerse del
viento y se quedaron allí. El resto estaba agrupado esperando alguna solución
al problema que se había presentado, el equipo de algunas personas no era el adecuado para pasar la noche allí. Entonces, fue de sentido común pensar que había que buscar un lugar más resguardado del frío y del viento. Después de unos minutos
consultando decidimos bajar aunque tuviéramos que andar más, la gente estaba
cansada después de las horas de pateo.
La hora de dormir fue para mi la parte más divertida de la excursión, junto
con el despertar…a la mañana siguiente, bueno en realidad dormimos unas horas,
desde la 3.30 a
las 7.30, algunos más, otros menos.
Nos agrupamos para que todos pasáramos el mínimo frío posible. Poco más la verdad, la noche pasó entre
ronquidos y despertares para poder cambiarte de posición.
Algunos compañer@s nuevas se unieron a esta excursión.
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Ana y Marina con Rafael Rodríguez |

Mónica y Taras Beyzyk.
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Un poco de bruma al bajar |
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Arreglos para salir del paso. |
Jose no podía aguantar más después del la marcha se da un baño de agua fresca,
Hasta la próxima!
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